Caso perdido [Libre]

Stephan Lazar era ese típico adolescente problemático. Maltratado  física y psicológicamente por sus padres, se juntó con la gente equivocada desde temprana edad. Tras una denuncia del colegio a los servicios sociales fue llevado a un centro de menores. Violento y poco colaborador, ejercía de camello para una de las bandas locales, vendiendo droga.

Strix era de esas pocas personas que aún tenían fuerzas y ganas de luchar por el muchacho. Sus intentos de entablar relación con él habían acabado en desprecios e insultos, incluso una vez le amenazó con una navaja. Sin embargo ella no se rendía.
Había tratado de escapar del centro un total de catorce veces, de las cuales la última había sido una semana atrás.

Pocos le buscaba ya, abandonando a su suerte al muchacho. Ella pasó horas recorriendo las calles, pasando por los barrios más peligrosos de la ciudad que frecuentaba. Casi las tres de la tarde y recibió una llamada.

— La policía ha arrestado a Stephan, lo tienen en comisaría. — Era Fane, uno de los trabajadores sociales asignados a Stephan. La policía le había avisado del arresto del chico.

Nada más escuchar esas palabras fue corriendo a la comisaría. En la recepción una policía, una mujer con cara de pocos amigos, tecleando en el ordenador. Explicó el motivo de su presencia allí y la policía le contestó las palabras equivocadas.

— ¿Cómo qué no puedo hablar con él? Es un crío de dieciséis años, no un puto mafioso.

— Lo siento, solamente familiares o tutores, usted no es ninguna de las dos cosas.

— Soy amiga de su trabajadora social, ayudo en el centro donde él está ¿no puede hacer la vista gorda?

— Lo repito señorita, sólo familiares o tutor legal.

Tuvo que morderse el labio para no soltar un insulto a la mujer. Resopló furiosa, golpeando la pared cercana a la entrada de la comisaría. Dejó caer el peso sobre uno de los asientos, resignada.

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Continuaba allí frustrada, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, y los codos apoyados sobre las piernas. Las manos estaban enredadas en su cabello, que cubría parte de su rostro. Odiaba tener que esperar noticias, odiaba tener que esperar, aquel muchacho necesitaba ayuda urgente.

Es complicado convencer que dejen pasar las cosas, cuando son el ejemplo a seguir.


Levantó la cabeza para ver al dueño de la voz. Un muchacho pelirrojo, con semblante serio (o eso le parecía a ella). Dudó un momento en responderle, no estaba de ánimo en ese momento. Respiró hondo, se tomó unos segundos para tranquilizarse antes de responder. Estiró el cuerpo, recuperando la postura inicial. Forzó una sonrisa para el pelirrojo, no queriendo fastidiarlo.— No creo que tenga nada que ver... He estado en esta comisaría cientos de veces desde hace años, y todo depende de con quién te cruces.— Explicó con calma, apartando la mirada de él para llevarla hasta la recepcionista.— Y lo de dar ejemplo... No digo que no hagan su trabajo pero he conocido a varios agentes de policía que han abusado de su autoridad.— Muchos adolescentes habían sufrido abuso por parte de la policía, sobretodo por su nacionalidad.—Supongo que has escuchado mi conversación con ella.— Por supuesto ¿cómo si no lo hubiera sabido? No le importaba haber sido escuchada, al contrario.—  Y bien ¿Qué haces tú por aquí? ¿Problemas con la ley o vienes por alguien?— Quizás una pregunta un poco indiscreta pero él había "empezado".— Por cierto, soy Strix.— Casi había olvidado el presentarse con tanta charla. Esperaba no haber molestado al pelirrojo con sus palabras, a veces hablaba de más y no temía hacer daño, sin embargo trataba de ser cordial ya que él se tomó la preocupación de hablar con ella. O quizás era un agente interesado en la ocurrido.

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