├ YOUR MADNESS ┤Priv.

Ioan observó con satisfacción cómo, pese a ser nueva en todo esto, Amanda jugaba sus cartas con maestría en todo aquel asunto. No solo había aprovechado la oportunidad que le brindaba, sino que también empezó a ejercer presión sobre Monique, atreviéndose incluso a insinuar que ella era la tercera rueda en aquella relación. El rubio sonrío para sus adentros, por un lado divertido con la actitud de su acompañante, pero también intrigado por esta ¿A qué venían tantos esfuerzos? ¿Era solo por ayudarle en lo que creía que era su objetivo o había algo más?

Si Monique se había frustrado con la situación, desde luego no lo mostraba. Su rostro mantenía aquella sonrisa soberbia suya, de quien se cree por encima de los demás, e incluso luego de las provocaciones de Amanda el mayor gesto que realizó fue tomar otro sorbo de su vino con gesto elegante. Finalmente retomó la palabra, su actitud sugerente inamovible— Oh querida, a mi se me ocurre algo más que indecente que podríamos hacer los tres toda la noche —comentó picara, su mirada intensa fija en esta ocasión sobre la rubia. Ioan no pudo evitar imaginarlo por un momento, era difícil no hacerlo con aquel tono sugerente, sin embargo en seguida retomó control de sus pensamientos. Sabía que Monique solo se estaba burlando de ellos.

—Pero no soy tan mala como para arruinaros los planes —continuó, riendo levemente, para luego apurar el vino que le quedaba y dejar la copa sobre la mesa—. No os preocupéis por mí, sabré apañármelas sola. Espero que tengáis una noche inolvidable —comentó, melosa, mientras se levantaba del asiento y con paso elegante comenzaba a andar para salir de aquella zona más privada, apartada. No obstante se detuvo un instante, justo cuando pasaba por detrás de Amanda, y le dedicó un breve susurro, sugerente y a la vez con cierto tono de peligro en la voz—. Ve con cuidado cielo, que muerde.

Dicho eso le dedicó una sonrisa a Ioan y continuó avanzando con aquel paso elegante tan característico suyo. El mafioso la vio desaparecer de la escena, y entonces le dedicó una leve mirada a Amanda. Había escuchado que le decía algo pero no el qué. Tenía cierta curiosidad pero fuese lo que fuese no era lo que más prisa le urgía ahora. De momento lo que más deseaba era salir de aquel ambiente sofocante de farsas y apariencias— Ven conmigo.

Con esa orden tan escueta se levantó y tomó dirección a uno de los laterales de la sala. En aquella zona había puertas de cristal que daban lugar a balcones. Normalmente estos se preparaban para las fiestas o se dejaban cerrados, en esta ocasión no se suponía que nadie los abriese pero Ioan lo hizo igualmente y le indicó a la rubia que saliese. Una vez estuvieron los dos fuera cerró la puerta tras de sí, esperando conseguir algo de intimidad y un momento de paz.

Allá afuera no serían más que unos borrones distantes para la gente, el sonido de la música llegaba de forma atenuada y hacía algo de fresco en la noche, aunque se agradecía para despejar la mente. Ioan se recostó sobre la baranda de mármol hermosamente cincelada, y contempló el horizonte— Necesitaba un respiro —confesó, inspirando profundamente parte de aquel aire que le revolvía ligeramente los hasta entonces inmaculados cabellos—. Te las has apañado muy bien ahí dentro, no esperaba que fueses tan agresiva con Monique.

Ahí era donde radicaba su duda, y a donde quería llegar. Ioan observó de reojo a la joven— ¿Por qué tanto empeño en separarla de mi? ¿Era porque creías que era mi voluntad? ¿Por rivalidad femenina? —inquirió, curioso de la posible respuesta, pero especialmente intrigado por una opción posible en medio de todo aquello. En lo que hablaba extendió una de sus manos, grande y de piel algo recia por los años de trabajos sucios, y tomó por sorpresa el mentón de la joven a su lado, forzándola levemente a mirarlo a él, porque quería clavar su mirada en sus ojos en ese momento. Ioan sonrió, con una mezcla de malicia y picardía, cuando lanzó la última pregunta en un tono algo más incrimintario pero también sugerente— ¿O hay otro motivo oculto, quizá?