A sweet and wet day [Libre]

El día no había estado de lo mas soleado mientras estaba en la universidad, cada vez que tenia que cruzar el campus o miraba por la ventana se encontraba el mismo cielo gris, enmarañado en nubes cada vez mas oscuras, pero ni una gota había caído. Había suplicado por todo lo que mas quería que aquello se quedara así hasta llegar a casa, pues lo que menos le hacia ilusión a aquel rubio era empaparse, podía tener un problema "preocupante" según el y, la verdad, es que así era para el, mas no para los demás que no tenían ni idea de tanto drama.

"Voy a salir corriendo de aquí en cuanto se acabe la hora"

Se dijo a si mismo con seguridad, su casa no quedaba lejos, seria muy improbable que en mitad de un trayecto tan corto la lluvia le pillase ¿Verdad? Pero su día parecía no ir muy bien de por si, primero, por que no pudo hacer planes con sus amigos por como estaba el cielo, segundo por el cielo mismo que le desanimaba y tercero, precisamente cuando acelero su paso para librarse de la mala fortuna de empaparse, la lluvia comenzó a caer.

"Maldita sea ¡Mi peluca!"

Absurdo, muy absurdo, pero si su preocupación era aquella peluca con la que asistía a clases, había sido su decisión separar su imagen nocturna con la diurna, no es que todos los días fuera a satisfacer sus deseos y alimentarse, pero obviamente acabaría por ganarse una reputación consistente, algo que no quería que manchara su imagen de "Angelito" en la universidad y para que añadir, que pensarían sus amigos.

Mientras corría hasta la casa notaba como le pesaba mas y mas la cabeza, de la peluca ya le iba calando a su cabello bajo esta ¡Pero menudo frio! Menos mal que no tardo en llegar a casa para cambiarse, a salvo de el agua y apresurado por deshacerse de aquellas cosas empapadas que llevaba encima, siendo observado por su "Madre" en el proceso, la cual le miro comprensiva.

Ahora bajo y te ayudo en la pastelería, deja que me cambie o te dejare el suelo encharcado.

Le dijo antes de subir las escaleras, se sentía pesado pero aquello se fue nada mas quitarse toda esa ropa mojada de encima y claro, la peluca de la cabeza, la cual tuvo que estrujar y colocar colgando por ahora en la bañera, solo esperaba que se secara bien y no se estropeara. Después de haberse cambiado y secado el cabello con infinita paciencia todo lo que pudo, se miro al espejo pensando en como hacer con este, si hacerse un recogido o una trenza, solo debía evitar tenerlo suelto, el color de sus ojos y la vestimenta harían lo demás, una fortuna que cambiaran a su antojo.

Finalmente se decidió por hacerse la trenza y colocarse un gorro de forma informal, así como estaba, con una indumentaria de lo mas simple, pero cómoda, bajo hacia la parte de la pastelería, colocándose un delantal rosáceo para atender junto a su madre, al menos hasta que se le fuera la mayoría de la gente ¿Pero que diantres pensaban comprando dulces con aquel tiempo? Aunque claro, seguro que la mayoría solo hacia tiempo, refugiados allí.

Echaba de menos tener un coche, trabajar en el, cuidarlo y mimarlo, especialmente ahora que tenía un lugar para ello. Había logrado convencer a su abuela de que aquél baile nocturno había sido tan incómodo como para lograr que le alquilase un viejo taller espacioso donde podría vivir con total tranquilidad, aislada del resto de la ciudad. ¡Por Dios, si hasta parecía estar abandonado! Iba a requerir de unas cuantas reformas, muchas a decir verdad, para convertir aquél desastroso y ruinoso sitio en algo a lo que pudiese llamar casa, pero por lo menos le daba una base de operaciones estable. Un refugio.

Aunque no era el mejor de los refugios, había que admitirlo. Tenía goteras en el techo de láminas metálicas y todavía no podía ni quedarse a dormir sin pasas un frío terrible con todo el aire que entraba por los ventanales destrozados, pero al menos era un sitio al que podía llamar suyo. Ya iría, poco a poco, logrando que estuviese mejor, pero a diferencia del resto del universo, las prioridades de Erika respecto al sitio eran claras: ¿De qué narices sirve tener un taller como casa si no tienes un coche que refugiar dentro? ¡Era absurdo!

Se había pasado gran parte del día dando vueltas a la ciudad en autobús, lo que hacía que echase más de menos todavía disfrutar de las cuatro ruedas bajo su control. ¡Aquello era aburrido! ¡Insufrible! Se iba a tirar de los pelos, pero no le había quedado otra para ir a revisar diferentes coches de segunda mano por toda la ciudad. Ninguno la había convencido y estaba volviendo en bus hacia el motel en el que se estaba alojando de mientras. O eso creía ella.

El autobús paró en una zona que no reconocía, con tal brusquedad que casi se cae del asiento. Por suerte, solo se le subió la capucha al inclinarse hacia el frente. Suspiró y vio que el conductor del autobús se le acercaba diciendo algo en rumano que no entendía para nada. Ladeó la cabeza aturdida y se levantó al comprender, mediante las señas, que parecía que había llegado a la última parada y tenía que bajarse. ¿Se había confundido de línea? Era muy probable. ¡Por eso quería el dichoso coche! Y para colmo, estaba lloviendo.

No le apetecía en absoluto calarse con aquella sudadera de algodón y la minifalda de tablas grisácea que llevaba puesta, aunque probablemente la segunda se mantuviera debido a que la primera le quedaba tan grande que prácticamente tapaba la falda por completo. Las botas altas que calzaba tampoco eran lo mejor para andar por la lluvia allí, no sería la primera vez que aquellos tacones la traicionaban con el agua si se daba el caso, así que se refugió en el primer sitio que encontró y el dulce olor de la bollería le invadió la nariz. Era una pastelería y parecía de las buenas, de aquellas donde te encontrabas bollería recién hecha. El sitio estaba a rebosar y hacía calor, por lo que, sin importarle mucho lo que la gente dijese al verla, bajó la cremallera de la sudadera y dejó a la vista un top azul sobre una camiseta de rejilla que no tapaba más que su pecho.

- Ah... Umh... ¿Hola? - acertó a decir en romaní con un claro acento extranjero. Estaba bastante perdida, pero parecía que se manejaría lo suficiente como para pedir algo que disfrutar mientras esperaba a que la lluvia desapareciese. - Yo quiero... ¿Un? ¿Uno? ¡Uno! - añadió señalando un bollo relleno de crema pastelera que tenía un aspecto delicioso. - Y un café con leche. ¿Ponéis cafés? - finalizó en inglés con su característico acento británico. ¿Aquella señora hablaría inglés? Esperaba que si, porque todo el poco rumano que había aprendido lo había usado ya en decir hola y señalar un bollo.

Gracias al cielo que no se les metían todos los que andaban por la calle o eso parecería una sauna ya, aunque Lesza lo miraba un poco de una manera positiva por ahora, a cuanta mas gente entraba, mas podía exigir que se debía consumir algo si se querían quedar, por que eso de darles techo gratis en la lluvia sin que paguen nada de la pastelería ¡Ni locos!

Con la amabilidad que podía iba atendiendo a la gente, que si una tarta, que si un donut...

No señor aquí no hacemos sándwiches, es una pastelería, puede encontrar bocadillos y esas cosas en la cafeteria de enfrente si es que no le gusta nada de aquí, si corre no se empapara.

Respondió a uno, viendo como se iba enfurruñado, pero ¿Qué mas daba? Uno menos no era un inconveniente. Hubo un momento donde tuvo que retirarse para sacar algunas de las cosas que se terminaron de hacer, después volvió con una bandeja llena de pastelitos de fresa, colocándolos en el expositor refrigerado con tranquilidad, escuchando como una chica, recién llegada, le hablaba a su "madre" que ante lo ultimo dicho en ingles giro la cabeza hacia el.

Tranquila yo me encargo

Le dijo en Frances, que era como mejor se comunicaban entre ellos y después tomo el relevo de aquella clienta, el a diferencia de su madre, aprendió ingles a parte de aquel romaní por aquel objetivo de ser escritor, quería ser popular en ese sector y cuando llegase a ser conocido, podría comunicarse mejor con cualquiera en el ámbito internacional.

Tenemos café ¿Algún tipo de leche en especial? Entera, soja, almendra, desnatada, semidesnatada...

Menciono algunas por encima sin dejar de sonreírle de forma amable, aprovechando el tiempo que se tomara la chica en responderle para sacarle aquel bollo con crema, introducirlo en una especie de paquetito de papel que se quedaba hasta la mitad, para no mancharse los dedos y dejándolo encima de un platito, que puso en el mostrador.

Erika no era alguien con mucho conocimiento de lenguas, pero tenía suficiente oído y costumbre como para distinguirlas al escucharlas, además de buen instinto para caer en la cuenta rápidamente al respecto, por lo que no pudo evitar realizar una mueca de disgusto cuando escuchó a otro de los empleados hablándole en francés a la señora que la atendía a ella. ¿En serio tenía que ser francés? Nunca le había gustado como sonaba y, para colmo, las pocas veces que alguien el había dedicado palabras en dicho idioma no habían sido en un entorno agradable. Agitó la cabeza y volvió a la realidad, evitando recordar.

- Entera. - respondió ella, dedicándole una sonrisa. No hablaba nada mal en inglés. Aquello le hizo prestar más atención a quien le atendía y la duda se volvió palpable en sus ojos hasta el punto de que no pudo evitar escrutarlo de arriba a abajo con la mirada. Tenía ante sí a un chico adorablemente femenino o a una chica con una cierta carencia de curvas, no se decidía y no quería ser borde, así que se lo preguntaría de otra forma si se daba la ocasión.

- ¿Siempre está tan lleno? Supongo que de normal hace calor aquí dentro, pero ahora mismo esto es insufrible... ¿Puede ser el café con hielos? - decidió añadir mientras se quitaba la sudadera. Estaba empezando a tener demasiado calor así que, si era posible, aprovecharía a tomarlo frío. Además, el bollo que había pedido estaba recién sacado del refrigerador habitual de las pastelerías, ¿qué mejor para refrescarse?

Aprovechó el momento para echar un vistazo mejor al local. Era evidente que la lluvia estaba logrando que la gente se refugiara en los locales y aquél no era excepción. La lluvia parecía haber cogido a la mayoría por sorpresa, o sencillamente no esperaban que fuera tan torrencial, pero podía ver por las cristaleras como la calle se mantenía vacía a excepción de las pocas almas que salían de un local hacia otro o entraban en los portales. Eso le recordaba que estaba absolutamente perdida, por lo que sacó el móvil para ir mirando el mapa.

- ¡Joder! - farfulló, intentando no gritar demasiado alto mientras expresaba su frustración. No tenía batería. Se había pasado el día gastándola precisamente en lo que necesitaba en ese momento, un mapa. - Perdona... No quería molestar. - añadió al darse cuenta de que algunas personas la miraron con gesto sorprendido - ¿Tienes un mapa o algo con lo que me pueda guiar por esta dichosa ciudad? Se me ha muerto el móvil...

La gente normal habría preguntado por un puesto de carga, pero Erika sabía de sobra que eso abriría las puertas de su móvil si no podía tenerlo junto a ella y, tras lo ocurrido con su primer encargo en la ciudad, no estaba dispuesta a fiarse de nadie por el momento.

Su madre, a pesar de haber tomado el el relevo de la chica, parecía intentar fijarse y relacionar las palabras con lo que el rubio hacia, como si así para la siguiente le fuera de utilidad aun sin saber ingles, eso enternecía a Lesza un poco, pero intentaba seguir atendiendo a pesar de todo, preparándole el café a la chica y aprovechando esos momentos para darle pedidos sencillos a otras personas, afortunadamente no se volvía loco.

Claro, te pondré algunos hielos en el café, la verdad es que normalmente no hace tanto calor, pude ser que por la cantidad de gente que hay dentro se este concentrando algo mas, solemos tener la mitad de esto de normal e incluso menos.

Claramente si la gente estaba ahí era mas por refugio que por otra cosa ¿En que podían entretenerse si no allí a la espera? Pues consumiendo y distrayéndose en sus móviles, la única desgracia es que no había sillas o mesas para todos, con la clientela normal habían de sobra, pero esto se pasaba de lo normal.

Pacientemente fue atendiendo, con los minutos algunos se iban por que les venían a recoger algún familiar en coche o alguien les traía un paraguas para que en la vuelta a casa no se empaparan con la lluvia, pero algunos esperaban quizás a que de repente parase, aunque fuera unos minutos toda aquella cortina de agua, que ingenuos si pensaban que llegarían bien a casa con un breve parón, si el no lo había conseguido ellos tampoco.

Toma tu café con leche y hielo.

Prosiguió con el pedido de la chica y directamente después iba a seguir con otros, cuando la voz de esta hizo que Lesza le pusiera atención.

Claro, si me dejas un minuto que despeje un poco esto ahora te ayudo con ese asunto.

No iba a negarle su ayuda, pero tampoco iba a dejar a su madre colgada con una maraña de gente medio mojada y demandante de dulces, por eso hizo lo posible por ayudarla a aligerar los pedidos que iban soltando, dándole a cada uno su dulce, su batido o su café.

Por aquí un café con leche merengada... y por aquí cuatro donuts con glaseado rosa, bien, pues listo.

Por ahora la situación estaba controlada, por lo que dejo a su madre atendiendo ya a un numero normal de personas y le dio la vuelta al mostrador para acercarse a la chica.

¿Te sirve un mapa de turismo? Tengo varios, aunque es un mapa algo limitado quizás te pueda servir para llegar donde quieres.

Directamente después se cruzo de brazos un momento, haciendo memoria para saber donde dejo esos mapas de tamaño pequeño y se dirigió hacia un lado un momento, abriendo una caja para sacar uno, al menos podía enseñarle y saber si le servía de esa forma, no podía predecir si la zona que enseñaban entraba dentro de la zona que ella buscaba, pero por probar no perdía nada.

Erika cada vez se sentía más cómoda y relajada en aquél lugar a pesar del insufrible calor debido al gentío. Estaba bien tener una conversación normal en esa ciudad fuera de un evento particular y diferente como había sido la fiesta de unos días antes. Era, con toda probabilidad, la primera conversación que tenía que no estaba basada en un encargo y eso le ayudaba a mantener un equilibrio en su vida. Conversar sin mayor motivo ni razón que hacerlo.

- ¡Muchas gracias, en serio! Eres todo una dulzura salvavidas. - comentó ella, sonriéndole de oreja a oreja mientras le dejaba seguir trabajando, apartándose con su café y su bollo a una mesa justo cuando el ocupante se levantaba de esta. Ciertamente la gente iba disminuyendo poco a poco según venían a recogerles o se aburrían de esperar, lo que daba un poco más de espacio y comodidad para relajarse. Y ella no iba a quedarse sin aprovecharlo, nunca había sido de actuar de la manera que la sociedad esperaría de ella y ese momento no iba a ser la excepción.

Pasó una pierna por debajo de la otra, pero en vez de la clásica posición femenina que cruzaba las piernas para evitar que se le viese nada, ella simplemente estaba sentada sobre una de sus piernas dobladas, aferrada por la parte de atrás de la rodilla contraria y dejando a la vista todo lo que la gente quisiese ver sin pudor alguno. ¿Qué importaba? ¡Si no les gustaba que no mirasen! Así que ya sentada en comodidad, esperó a que el camarero se librase de la carga de trabajo para ayudarla, aprovechando a probar aquél bollo que le supo a gloria. Estaba delicioso.

- Supongo que es mejor que nada, como poco sabré donde demonios estoy... - comento, mientras seguía disfrutando del bollo a la espera de que trajese el mapa. - ¿Hacéis envíos a domicilio? Esto está demasiado bueno como para limitarme a comerlo de vez en cuando porque termine estando muy lejos... Aunque bien podría estar a pocas manzanas de mi casa y no tener la más remota idea de ello...

En la cabeza de Erika había una clara duda: ¿Cómo narices iba a decirle a donde quería ir si no se sabía ni el nombre de la calle? Tenía que recordar algo visual que la ayudase a describir el sitio, porque era evidente que ni el motel en el que se alojaba ni el taller que se convertiría en su casa iban a ser los únicos en la ciudad.

La miro un momento fijándose en esa manera que tenia de ¿Acomodarse? Como sea, era curiosa e intensamente le provocaba diversión esa poca vergüenza que tenia, si no decía nada por su parte es por que en realidad no le importaba, ya que en mas de una ocasión el había enseñado a propósito sin importar nada, claro, cuando no estaba intentando hacerse pasar por una mujer para ir tomando el pelo al primer hombre que se cruzaba en su camino.

Reviso un poco aquel mapa de turismo en sus manos cuando lo saco, fijándose en cuanto abarcaba de Bucarest en concreto, la verdad, solían ser una birria, casi como hechos sin ganas, al menos para la gente que se sabia las calles de memoria. Soltó un suspiro, negando para si antes de acercarse a la chica y darle aquel trozo de papel plegado, con información en ingles sobre monumentos y sitios emblemáticos, con suerte podría guiarse mas por esos puntos.

No se si será muy útil, sinceramente estas cosas suelen ser una mierda.

Lo dijo muy sincero, con claridad, así lo pensaba, pero por otra parte si podía ser de mínima ayuda pues, mira, para algo iban a servir esos trozos de papel que nadie solía llevarse.

Después de eso dejo escapar una risilla espontanea mientras su cabeza se meneaba a los lados, dando una negativa a la chica, pero apreciando en todo caso que aquello no era una mala idea en realidad, podía consultarlo con su madre.

Desgraciadamente no tenemos servicio a domicilio, pero te aseguro que pienso hablarlo a ver si es posible, de todas formas si da la casualidad que aun no lo implementamos y el bus de enfrente pasa por  tu casa ¿Vas a negarte un viajecito para comerte ese delicioso dulce?

Se estaba permitiendo hasta comportarse de una manera cercana con la chica, había que admitir que Lesza poseía un carácter algo extrovertido, no llegaba a ser molesto, pero se expresaba con bastante libertad, sin penas ni remordimientos.

A ver, veamos si te será esto útil... mira, esta calle es donde estamos ahora, la pastelería.

Estiro su mano para tocar con el dedo el punto exacto donde se encontraban, luego siguió una linea recta hasta una de las partes, donde había al parecer una gran concentración de monumentos y esas cosas, explicándole que por ahí se encontraba la zona mas central.

¿Te suena si alguna de esas cosas están cerca de tu casa? hm.... en serio, que porquería de mapa, mejor dime algo que, no se, sea característico en la zona, que hay baldosas rojas, muchos arboles o yo que se, edificios con pinta antigua o nueva.

Aparto la mano y se rasco la nuca, cuanto mas lo miraba, mas pensaba que era una basura, quizás por eso nadie los tomaba por muy gratuito que fueran, seguro que los turistas miraban aquello y comprendían de inmediato que mejor era perderse en la ciudad, la aventura pintaba mejor.

No pudo reprimir una leve risa cuando el muchacho le expresó tan claramente la opinión sobre el mapa. No podía negar que tenía toda la razón del mundo, aquellos mapas turísticos estaban hechos para ser agradables a la vista y no especialmente prácticos fuera de las rutas turísticas establecidas. Como se alegraba del mapa incorporado de los móviles, ciertamente ella se había guiado toda su vida por estos y había dejado los turísticos en papel apartados allá donde iba. Por desgracia, esa vez, no tenía otra opción.

- No te preocupes, es mejor que nada. - le respondió con tranquilidad, encogiendo los hombros ante la aclaración sobre el servicio a domicilio. - Primero tengo que saber si el autobús en el que he llegado hasta aquí pilla cerca de donde vivo si quiera...

Dicho aquello, llevó su atención al mapa, curioseando donde le indicaba que estaban situados. ¡Por dios! Pero si no tenía ni indicadas las paradas de los autobuses más allá de los que eran exclusivamente turísticos para hacer tours por la ciudad. Definitivamente iba a ser un quebradero de cabeza saber donde demonios estaba su nueva casa-taller o el motel en el que estaba pasando los días hasta adecentarlo. Al menos sabía hacia donde quedaba el centro de la ciudad, aunque no le servía de nada.

- Umh... Algo indicativo... Algo indicativo.... - comenzó a murmurar ella, dándole vueltas a como describir el lugar. No se había quedado con mucho de lo que había alrededor del motel, no le había dado importancia alguna, pero podría explicarle un poco como era el barrio del taller que su abuela le había agenciado.

- ¡Ya sé! - comentó alzando la voz mientras golpeaba una de sus palmas con la base del puño contrario - Está a las afueras y los edificios no son muy altos... La mayoría tienen como mucho cuatro plantas y parece así como super obrero. Osea, en plan industrialización y así... Y... Umh... ¡Hay un montón de fábricas cerca! Aunque creo que hay que cruzar una autopista en medio o algo, no he cotilleado demasiado... ¡Oh! Y al lado de mi casa hay una gasolinera. Bueno... Mi casa es un viejo taller mecánico que está hecho mierda, pero lo voy a adecentar. ¿Eso te sirve?

Esperaba que aquello fuese suficiente. Desconocía cuantos barrios industriales había en Bucarest y cuantos de ellos disponían de un barrio más estándar cerca. Era una ciudad grande, a fin de cuentas, por lo que seguro que había más de uno que cuadrase con la descripción que había dado, aunque esperaba que el hecho de que pareciese del siglo anterior ayudase a reducirlo a unos pocos. Con su explicación terminada y mientras esperaba a ver si al joven le bastaba para reducir las posibles ubicaciones, aprovechó a darle un sorbo al café, cogiendo la taza con ambas manos para que el frío de esta le recorriese mejor el cuerpo. Estaba acalorada.

Podría decirse que lo de el mapa turístico fue un total fracaso, tanto que cuando pareció tan claro que no les llevaría a ningún lado lo tomo con cuidado e hizo una pelota con el papel, de ese día no pasaría el tirar a la basura esa porquería, de todas formas nadie se lo solía llevar ¿De que servia? Simplemente para estar dando vueltas y acabar en el suelo de la ciudad, para nada mas.

Necesitaban algo por donde empezar y ciertamente, por muy complicada que fuera la cosa, aquella situación a Lesza le parecía interesante, sobre todo si lograba reconocer entre las descripciones que empezó a soltar la chica, alguna cosa, donde poder agarrarse y serle de ayuda, por que de no ser así tendrían que buscar otras formas de solucionar el dilema.

Hmm...hm...un sitio bastante industrializado, en las afueras con ese tipo de edificios...

Se sobaba la barbilla mientras repasaba aquellas cosas, hacia memoria por que le sonaba ¿Cuándo paso el por un sitio así? A simple vista podría ser un típico lugar donde te podrías encontrar a las "Trabajadoras de la calle" o "Tipos con caramelos" ¿O se estaba pasando con esa imagen mental?

...Desde luego por ahí de fiesta seguro que no he pasado todavía ...pero puede ser que con la pinta que tiene se trate seguramente... hmm, si, seguro que se trata de esa zona si parece muy obrero.

Para poder asegurarse mejor de aquello, saco su móvil de el bolsillo trasero de su pantalón y tras desbloquearlo comenzó a buscar, estaba seguro que uno de esos tipos con los que estuvo comento algo de una zona así, aun le sonaba mas o menos el nombre de la calle, así que fue escribiendo y colocando el mapa de el móvil de buena forma, se lo enseño a la chica.

¿Ese? Ahí tienes algunas pocas fotos en el lado por si te suena mas, me pareció que podría ser esa zona ya que alguien me comento una vez lo de los edificios bajos, una zona industrializada y una gasolinera, aunque seré sincero, gasolineras hay por todas partes...pero ¿Es como de un color verde muy sucio?

No importaba si no era, si tenían que tirarse mas rato, tampoco iba a echarla de ahí aunque se terminase sus cosas ya que andaba visiblemente perdida por la zona. Estaba mirando un poco el mapa en su móvil esta vez, cuando vio lo que parecía una parada por esa zona y fijándose en el numero le pregunto casi de seguida si, por casualidad, recordaba haber visto el numero de esa parada.

Miró al muchacho mientras parecía que se centraba en pensar en una zona que cuadrara con la información que ella le había dado. En cierta forma, parecía un niño imitando a un adulto y eso le daba un aire adorable. Sabía que no debía guiarse por las apariencias, pero parecía ser realmente joven, casi demasiado como para trabajar allí, pero no sería la primera vez que se pasaba de lista y metía la pata hasta el fondo, así que decidió simplemente reírse con suavidad ante la escena para luego darle otro mordisco al bollo.

- No creo que sea la mejor zona para ir de fiesta, la verdad. Aunque todavía no he pasado la noche allí, así que tampoco puedo decir mucho más. - respondió ella después de tragar lo que estaba masticando. Que sacase el móvil era una gran mejora, sería más intuitivo que intentar situarse en un mapa. ¿La gente seguía si quiera usándolos? ¡Si el GPS llegaba ya a todos lados prácticamente!

- Umh... A ver... - indicó mientras se erguía ligeramente y se inclinaba hacia el frente para ver mejor el móvil. No le sonaba en absoluto, aunque el parecido era remarcable, tenía bastante claro que no se trataba de aquella zona. - Diría que no es ese... Espera... Creo que había una glorieta de esas donde la parada del autobús. Y creo que la gasolinera era de la marca esta que son todas en color rojo y con una especie de animal como logo. Pero he visto de esas a montones, así que no sé si esto te servirá para encontrar la zona. - indicó, suspirando con pesadez. Tenía que aprenderse la dirección, al menos así podría pedir indicaciones cuando no tuviese batería.

- ¿A ti te suena la marca de la gasolinera? Podríamos mirar por el nombre y buscar en las zonas donde el mapa indique que las hay. Por cierto, con todo lo que me estás ayudando, creo que debería, como poco, presentarme. Me llamo Erika. - terminó, sonriendo, para llevarse el café de nuevo a los labios y refrescarse.

Por unos momentos se hizo ilusión con haberla ayudado a encontrar la zona, pero la cosa resulto demasiado fácil, estaba claro que algo no iba a cuadrar y pronto pudo escuchar de ella que esa zona no era la suya, pero al menos pudo averiguar algo mas, había una glorieta donde la parada del autobús y la gasolinera era roja con el logo de un animal.

Uff... a ver me suena la marca de la gasolinera, pero como ni tengo coche no suelo fijarme mucho en esas cosas, solo me dejo guiar por el color lo siento.

Se disculpo primero por no poder decirle la marca exacta, pero el santo internet siempre era muy sabio, seguro que con alguna pregunta de esas absurdas acababan sacando el nombre de la gasolinera y, por consiguiente, podrían buscar cuantas había en Bucarest de esa marca, desde ahí podían seguir un camino algo mas claro.

Su cabeza se alzo hacia ella justo cuando iba a intentar escribir esas preguntas y seguidamente se comenzó a reír, sonriéndole algo de lado mientras se colocaba las manos en la cintura.

¡Oh! Así que Erika, pues encantado, yo soy Lesza pero puedes decirme Lez para acortar, sin la "S" ni la "A"

Dijo de forma divertida, si lo pensaba, pocas personas acababan llamándole por su nombre, siempre le llamaban "Lez", "Lezy" o incluso solo "Za" y poco le importaba, pues después de todo en realidad aquel nombre se lo puso como sustitutivo de el que tenia de nacimiento, de el cual renegaba con fuerza.

En un gesto amable, estiro su mano para darle un apretón, aunque el de costumbre siempre solía dar tres besos a cualquiera tras presentarse, costumbre que seguía teniendo aun tras haber dejado Francia atrás.

He pensado que podemos hacerle preguntas al buscador sobre la gasolinera, quizás así nos de el nombre ¿No crees? por que sinceramente, muchas gasolineras rojas con ese logo he visto, hasta vi una si no recuerdo mal cerca de un bar de copas.