Under the Sea — Priv. Kiara

Debido al desmayo que Kiara tuvo, su mánager se tomó la libertad de hacer que los trabajos de unos días se pausasen, por suerte era gente que ya había trabajado con Kiara, la conocían y le tenían cariño, es por eso que hacer una excepción no le fue costoso, le tenían cariño, además era una joven honesta y trabajadora; debido a esto o pusieron ninguna queja. Pero, para Cassian había ‘algo’ un ‘algo’ que hacía que no dejase de darle vueltas a la cabeza, aunque casi sería mejor decir un alguien, al lobo no le hacía demasiada ilusión que Kiara tuviese un donante, no le molestaba ser mordido por ella, y además ¿desde cuando a Cassian le molestaba ser mordido? El único problema con eso era que hubiese un momento en el cual se descontrolase tanto como para no controlar sus actos… pero sobretodo, esas palabras.

« … Te quiero Cassian »

Si hubiesen sido dichas por cualquier otra persona, hombre o mujer Cassian simplemente podría haber pasado de esas palabras, pero el problema es de la chica que provenía, no era algo que era capaz de ignorar si Kiara era la otra afectada, y sin embargo el lobo no tuvo tiempo a responder a esas palabras, no sabía cómo hacer frente a su mirada cuando volviesen a verse. Para bien o para mal el ansiado día tan solo se hizo esperar tres días entre los que apenas fue capaz de preguntarle un simple « ¿cómo te encuentras? »

Aquella llamada del mánager fue clara, debía reunirse con ellos al día siguiente como lo estipulaba el calendario, dentro del acuario, querían hacer tanto algunas fotos ya que la luz no llegaba a las zonas más oscuras como un pequeño sencillo donde la voz de Kiara brillase. El albino aceptó con unas pequeñas palabras e inquieto empezó a dar vueltas, temía demasiado su encuentro pero sobretodo ver que ese tipo aunque dejasen fuera de la grabación se podía encontrar cerca de ellos… no le gustaba esa idea.

Al día siguiente tal y como dijo se dirigió al acuario a reunirse con ella ¿alguien imagina lo primero que hizo? Detener la mano que estuvo a punto de tocar a su preciosa Kiara —¿Quién ha dicho que puedas tocarla?— insolente su mirada se detuvo en la del contrario con osadía, estaba claro que no iba a permitir que fuese a estar más cerca de ella de lo necesario —Deberías aprender cual es tu lugar si deseas estar aquí, unas simples provisiones no pueden pasar más allá cuando  vamos a trabajar, la comida se queda en la nevera, ¿he hablado claro?— soltó su mano  antes de que con amabilidad tomase una de las manos de Kiara, apenas  caminaba un paso frente a ella para detenerse  poco antes de darle ‘esquinazo’ a su donante.

Era débil ante esos ojos violetas, acarició su mejilla y apartó uno de sus mechones —¿Segura de que estás mejor? No tienes buen aspecto… ¿de verdad tienes fuerzas para trabajar?— No, no nada de eso era lo que deseaba decir, quería protegerla, mantenerla entre sus brazos, ser caprichoso e incluso recordarle que no llegó a darle una respuesta apropiada. —De todas formas vayamos con cuidado, aunque es de las pocas veces que tu mánager me escucha sobre ‘lugares sin luz directa del sol’.