Surprises after Valentine's [Priv. Overlook]

Holly tenía esa extraña necesidad de abrazar a Victoria, no para hacerla sentir confortable o como un acto de profunda ternura por sus palabras, deseaba hacerlo para que sus manos pudieran saciar el placer de volver a sentir su piel. Corromperla. Era cierto que le había dicho que no era una mujer de una noche, sin embargo, con lo que no contaba la contraria era que la demonio podía imponerse estando en el arrullo de su hogar, en el que había invertido sus primeros sueldos para insonorizar las paredes y que nadie pudiera escuchar los gritos provenientes de su interior. Victoria podría gritar, llorar, suplicar, pero Holly no se detendría hasta estar completamente saciada. La idea la atraía con una sensualidad espeluznante... incluso podía sentir la electricidad que provocaba la perspectiva de arrebatarle cualquier rastro de inocencia en su mirada, de sus labios, de su mente. Quebrarla.  

Humedeció sus labios antes de contestar. — Me encantaría seguir conociéndote — acomodó su propia máscara mientras su sonrisa se volvía más suave —, eres de esas personas que cuestan olvidar. Aunque quizás yo no sea tan interesante. — Buscaba seducirla para que no cambiara de parecer y cayera en su trampa.

Agradeció al alcalde el detalle de los colgantes y alabó su ingenio en el misterio que envolvían las adivinanzas antes de retirarse del salón junto a su pareja. Tomó la mano de Victoria como lo haría en un baile, alzando ligeramente su brazo para que descara la palma sobre el dorso de su mano, iniciando un andar lento rumbo a la salida.

Admiró las vistas de los jardines bajo la luz de la luna en esa noche de invierno, en especial el suave brillo que provocaba aquel níveo fulgor en el vestido de la mujer a su lado, que la dotaba de una apariencia casi angelical, cosa que la hacía todavía más apetecible a sus pérfidos deseos. — Tomemos un taxi. — Comentó a Victoria cuando ya estaban en la calle, alzando el brazo cuando vio venir a uno tan condenadamente a tiempo. Al parecer el universo se estaba confabulando en contra de Victoria, algo que provocaba cierta felicidad en Holly.

El vehículo se detuvo y la rubia dio un par de pasos adelantándose a Victoria para abrirle la puerta y que se subiera primero. — El destino está a nuestro favor, mira que toparnos con un taxi vacío justo ahora. — En el fondo sabía que no era del todo coincidencia, a fin de cuentas, el evento era conocido por la ciudad, incluso había venido prensa y quizás se pasarían más taxis buscando recoger parejas, o borrachos que no pudieran conducir sus vehículos por ellos mismos. Se subió tras Victoria, cerrando la puerta y dándole la dirección al conductor. — ¿Quieres que nos saquemos aquí la máscara o esperamos? — Preguntó con tonos bajos, cómplices. — Me gusta el misterio…