Rescatando a un inocente {Priv. Killian}

La universidad era un lugar realmente grande, en aquel edificio se impartían una gran cantidad de asignaturas y de carreras. Era realmente sorprendente como tal cantidad de especialidades se concentraban en un único lugar. Podías encontrarte con estudiantes de criminología como ella, con estudiantes de medicina, de bellas artes, era realmente magnifico y mágico el caminar por los pasillos o por los patios de la universidad y ver la disparidad de gente y de actividades que podían realizarse. Algunos practicaban deportes, otros pintaban bellos cuadros al aire libre y otros como ella se dedicaban a buscar pistas o cosas extrañas que los profesores iban escondiendo por las inmediaciones. Algo así como una búsqueda del tesoro pero mucho mas complejo e incluso bastante mas siniestro en ocasiones.

Llego la hora del descanso, su clase al fin había terminado y ahora podía tomarse un rato para ella misma. Tenía al menos un par de horas hasta que diera comienzo su próxima clase. Decidió entonces que iría a tomar algo a la cafetería aunque puede que lo sacara al patio para hacer un picnic y disfrutar del aire libre y la naturaleza. Caminó por los pasillos hasta la cafetería y pidió un sándwich de pavo y queso con manzana y un zumo de melocotón. Cuando tuvo sus cosas entre las manos en una bolsita ya que lo había pedido para llevar se dispuso a salir por la puerta que tenía más cerca. Quería disfrutar de la naturaleza, pero cuando iba a salir se dio cuenta de que un par de chicas estaban molestando a otra en los pasillos. ¿Enserio? no entendía como en la universidad aún había gente que hacía ese tipo de cosas.

— Oye, ¿Por qué no la soltáis y la dejáis en paz? ya estáis mayorcitas para hacer ese tipo de tonterías — realmente estaba molesta con aquella actitud que estaban teniendo. Frunció en ceño mientras la miraba con un rostro bastante serio, se notaba que aunque tenía una cara dulce estaba preparada para defender a aquella persona de cualquiera que pudiera ponerse en medio y quisiera hacerle daño. Esas chiquillas la miraron con un rostro molesto, buscaban la forma de intimidarla de alguna manera pero ella no se dejarían amedrentar tan fácilmente. Siendo sinceros Evelyn al ser la hija menor de una familia dedicada a la investigación había aprendido a mantenerse firme en cualquier tipo de situaciones, incluso en este momento.

Podía ser una chica sencilla, buena y cálida, cariñosa, pero también estaba estudiando para una profesión complicada y muy dura y si no fuera una persona fuerte no habría llegado hasta donde esta en ese momento. Evelyn Smith no se deja intimidar por nadie y eso era algo que quería dejar claro en ese mismo momento, si era necesario defender con sus puños a aquella pobre chica lo haría, eran unas sinvergüenzas y merecían pagar por todo lo que le estaban haciendo pasar.

Siempre el mismo discurso para resumir un « Killian infiltrate, necesitamos ser discretos », no hacía falta tanto revuelo, no era necesario enrevesar tales palabras sólo por un fin que habían concretado tiempo atrás. Killian era el idóneo, el perfecto para ese trabajo y su edad casaba a la perfección con la situación, al francés le tocaba ser un estudiante de intercambio dentro de la universidad. Como de costumbre antes de empezar el trabajo entró en el edificio para dar un par de vueltas, hacerse con las zonas era vital para él y su sentido de la orientación le ayudaba a ello. Lentamente sus pasos lo llevaron fuera de la universidad, desapareciendo, como si fuese únicamente una sombra.

No fue hasta horas más tarde que el joven Killian con un refresco en su diestra mientras atendía por el móvil a su superior oyó algo cerca de la entrada, ¿gritos? ¿golpes? No sabría concretar, pero aquel estruendo hizo que aquella suave risa se detuviese en seco para mirar hacia la puerta —Shh...— cubrió sus labios con el índice antes de que sus pasos pusiesen un nuevo rumbo, parece que era su momento de actuar —Luego te llamo— colgó y guardó su móvil con rapidez antes de atravesar las puertas del edificio.

“Qué valientes somos cuando hay varias personas contra una sola”. A paso rápido detuvo a la chica atacante doblando su mano, sonrió, quien pensase que iba a estar con el grupo de las torturadoras, sin embargo rápidamente sonrió a la rubia antes de que sus ojos fuesen al otro grupo —La valentía en persona, atacando a una chica estando en mayoría— negó con suavidad antes de que una nueva sonrisa se dibujase en su rostro antes de mirar a las chicas —Seré breve, u os largáis antes de que pase algo más que el que vuestra amiga deba tener la muñeca vendada dos semanas… y creeme, no me pesa atacar a una mujer— si había igualdad lo había en todos los términos, o al menos… —o al menos, no lo hace si son basura como vosotras.

Lágrimas, una especie de quejido y un paso rápido hasta la enfermería, eso es todo lo que vio antes de que sus ojos nuevamente se fijasen en ella, el destino le había dado un buen encuentro con Evelyn “Parece que podré sacar algo de esto” Se colocó la lata en la mejilla, entre la charla de su jefe y esas chicas —Genial… ya está medio caliente— como opción la guardó en una pequeña mochila , tendría que enfriarla en casa, al menos no la llegó a abrir. —De cualquier forma, ¿estáis bien?, ¿os han llegado a hacer algo?— que lindo, sus ojos expresaban una falsa preocupación, tanto que se acercó a la rubia, era una joven muy valiente, no cualquiera haría frente en una situación en la cual le superan el número.

“Por desgracia, esto solo acaba de empezar…” pues el destino de Evelyn era poco a poco acercarse a él, pero debía admitirlo, aquella foto no le hacía justicia, en persona era mucho más hermosa cabe decir.